Sin título
Tic
tac
tiempo
Son muchos días corre que corre, el reloj no para, el mundo tampoco, paren el mundo que ya me quiero bajar -dijo alguien por ahí- Si he tenido mis días felices, los de depre, los de nostalgia, los de llorar, he tenido chance de añorar, pero no con la prisa y la intensidad en que lo estaba haciendo hace días.
Sigo inmersa en la puta rutina. Ajá, la rutina es una prostituta de las mas caras.
Te cobra por tiempo, años, meses y si anda de malas te desvalija hasta los minutos y te absorbe el animo y las ganas que traes en la cartera cualquier viernes de quincena.
Gente, lugares, voces, colores y sabores pasan por mi sin apenas darme cuenta, si acaso guardo registro minucioso de aquellos -que han sido pocos y contados estos días -que impactan y sacuden severamente el lado B de mi corazón.
Demasiados pendientes aún y un afan molesto por por cumplir cada uno de esos pendientes entre ellos el que mas me quita el sueño son los de indole económico. Cumplir con todo llega a ser cuestion de orgullo personal y ahí es donde empiezan los estires y aflojes.
Hay algunas llamadas telefonicas pendientes y un par de personas a las que si fueran otras las circunstancias ya las hubiera sacado de su marasmo habitual para hacerlos hacer algo distinto -como suelo hacer y como les prometí que haría- y que por rutina de últimas no he hecho, pero que sé que no me extrañan, el silencio de mi telefono lo dice, quizas estén descansando de mi.
No sé donde dejé mis ganas de ir a la oficina, en las mañanas odio el reloj despertador, y no veo para cuando parar esto. Sé que viene el cambio, es inminente, pero no veo el día ni la hora, se me están haciendo eternos.
Voy a seguirle.
Adios.